ENSEÑAR Y APRENDER UTILIZANDO INTERNET COMO RECURSO

Comenzaremos destacando la necesidad de incorporar Internet a la acción docente. Hay que decir que el profesorado tenía que hacer un esfuerzo por incorporar Internet, y en general las nuevas tecnologías, a la acción diaria y en el contexto de los aprendizajes habituales. El objetivo no es que se vaya un día, casi como actividad fuera de lo normal, a la sala de informática a buscar información en Internet, sino el utilizar el recurso, de forma habitual, en la clase de historia, de geografía o de ciencias sociales. El uso de estos ordenadores debe ser tan habitual como consultar un atlas, trabajar en un cuaderno de ejercicios o utilizar el libro de texto. Esto parece lejano en el tiempo y caro en recursos financieros, pero la decisión en incorporar la red a nuestras clases creará el ambiente de exigencia para que se dote a los centros con las infraestructuras informáticas suficientes.
DIFICULTADES PARA UTILIZAR INTERNET EN CLASE
Debemos de apuntar algunas de las dificultades previsibles al incorporar en nuestra manera de dar clase un medio tan distorsionador como es el uso de la Red. Podemos afirmar que los problemas son muchos (lingüísticos, financieros, educativos, mentales, culturales, etc.) y no los debemos despreciar. Hay que intentar buscarles solución, ya que el proceso es imparable y el sistema educativo no puede quedarse al margen. Debemos ser positivos y hacer el esfuerzo de incorporar a la acción didáctica toda la potencialidad que nos permiten estos nuevos recursos .
Muchas veces observamos la baja implantación de estos recursos en las aulas y la progresiva brecha que se está abriendo entre la implantación de las nuevas tecnologías en la sociedad y la lentitud con que avanzan en los ámbitos escolares.
Debemos de avanzar mucho en este campo. En relación con las dificultades que plantea trabajar con Internet la principal dificultad radica en que los profesores “sabemos” lo que “tenemos que dar” en clase para que nuestros alumnos “aprendan” (que respondan en un examen), pero no sabemos cómo controlar un grupo de clase que interactúa con una máquina y/o con personas que no están bajo el control del profesor en la misma aula. Nos sentimos perdidos ante unos materiales que no siguen una lógica curricular codificada (el código disciplinar). El alumnado participa igualmente de las mismas rutinas codificadas, y quedan tan desconcertados como el profesorado ante propuestas abiertas.
Algunos estudios nos permiten conocer más de cerca una realidad que cambia muy rápido y constata cambios cuantitativos. En la actualidad los centros docentes han aumentado la cantidad de ordenadores disponibles y también son mayoría los que se disponen de conexión a Internet. En este apartado hemos de destacar que predominan los centros que disponen de conexión de banda ancha. Por otra parte, la ratio alumnos por ordenador ha bajado notablemente, a pesar de que no todos los centros dedican todos los ordenadores de que disponen para actividades académicas con los alumnos. Al mismo tiempo la mayor parte de las administraciones educativas han entrado en la estructura de las nuevas tecnologías y no resulta extraño hoy en día que en muchos sitios los servidores institucionales sean los más utilizados en la conexión a Internet. También resulta habitual comprobar que la gran mayoría de centros tenga su propia página web y que algunos tengan intranet.
Es evidente que los cambios que transforman la sociedad actual también llegan a los centros docentes, aunque muchas veces lo hagan de manera claramente insuficiente. Aún así, encontramos situaciones que no han evolucionado mucho en el tiempo, como sería el caso de la ubicación de los ordenadores que continúan estando concentrados en lugares específicos, las aulas de informática, y están poco extendidos por las aulas comunes. O el sistema de organización de la estructura informática que aún sigue estando en manos de un profesor, el coordinador de informática, desbordado habitualmente por las necesidades del centro, que se dedica mayoritariamente al mantenimiento de los aparatos y a ayudar a sus compañeros.
La utilización de Internet en las aulas de secundaria y ciclos formativos de manera integrada en la tarea cotidiana que llevamos a cabo profesorado y alumnado no es una cuestión sencilla. Algunas dificultades que nos encontramos podrían ser las siguientes:
1. Problemas relacionados con la infraestructura informática de los centros. Esta cuestión no es de menor importancia ya que con ordenadores obsoletos, con malas comunicaciones a la Red o con un mantenimiento inadecuado de las máquinas, lo que las hace inestables y lentas, es muy difícil y casi siempre desalentador el trabajar con este recurso de una manera ágil y satisfactoria.
2. Problemas de tiempo. No siempre es posible disponer de la sala de ordenadores cuando se necesita y, muchos profesores advertimos que 50 minutos de clase es corto para trabajar de manera satisfactoria con este medio ya que se pierde mucho tiempo en desplazarse al aula, iniciar el funcionamiento de los ordenadores, solventar los muchos problemas técnicos que suelen surgir, etc.
3. Dificultades en el uso:
a. La organización física del aula, en la que las miradas de los alumnos, generalmente en pequeños grupos, se fijan en las pantallas, hace que el profesor no controle la escenografía habitual de la clase, en la cual las miradas del alumnado convergen en el punto donde se halla el profesor.
b. El seguimiento de la clase es dificultoso ya que el profesor debe acudir de ordenador en ordenador sin poder mantener un ritmo único de la clase. Muchas veces emplea tiempo en solucionar, si sabe, problemas meramente técnicos. No se produce una dinámica controlada, por lo que puede darse la sensación de descontrol o dispersión. Esta sensación se acentúa cuando se descubre que algún grupo de alumnos ha migrado de las páginas objeto de trabajo para acudir a otros lugares de la Red que le atraen más.
c. Como consecuencia del punto anterior, el evaluar el rendimiento, el trabajo y los resultados de los ejercicios es complicado ya que no es posible observar los itinerarios, las lecturas, la interactividad etc, que van desarrollando los distintos grupos de alumnos.
4. Dificultades y dudas en el profesorado respecto al papel que debe otorgarse al nuevo medio:
a. Complicaciones para asumir un cambio de rol del profesorado durante el desarrollo de la clase y en los periodos intermedios. Parece que la experiencia nos indica que con Internet en las aulas el profesorado actúa más como guía de la búsqueda de conocimientos que como el emisor y exclusivo poseedor, junto con el libro de texto, de los mismos.
4. Como lo que ofrece la Red, no es nada por sí mismo, ni tiene demasiado sentido fuera de una actividad que incorpore su uso, que esté diseñada previamente a la visita a la Red, y sea aprovechada en un trabajo posterior. Esta falsa expectativa produce frustración y descrédito del medio, por lo que produce actitudes negativas del profesorado respecto al uso escolar de la Red en horas lectivas.
c. El profesorado que debe incorporar el uso de las nuevas tecnologías a su práctica pedagógica plantea sus serias dudas sobre el tipo de aprendizaje que éstas pueden llegar a fomentar en sus alumnos. Su metodología de trabajo, la presentación activa y atractiva de los contenidos y el alto nivel de independencia por parte del alumno en su proceso de aprendizaje hacen que el profesorado, efectivamente, dude de la calidad del aprendizaje que hasta nuestros días se conseguía por otros medios pedagógicos. En este sentido, muchas veces se contrapone el uso de las nuevas tecnologías con aspectos como el esfuerzo, el estudio personal, la falta de calidad en las evaluaciones al final de un proceso educativo, etc.
Es habitual que en muchas ocasiones los estudiantes estén más familiarizados con la navegación que los mismos profesores. Esta cuestión, independientemente de la inseguridad que suele crear en los docentes que ven como sus alumnos son más expertos que ellos mismos en el manejo del ordenador, también ofrece otros problemas importantes. Nos referimos a la visión que los jóvenes tienen de lo que les ofrece la Red y que suele estar ligada a la novedad, a la vertiginosa velocidad en las secuencias de “clics” y en la costumbre de buscar y encontrar un tipo de contenidos que no suelen tener relación con lo que pueden considerarse conocimientos escolares. Ello significa que el profesorado debe de procurar que el alumno entienda que hay diversos tipos y formas de utilización de Internet y que la que debe utilizarse en clase, sin necesidad de ser aburrida, exige más lentitud de navegación, más espacio para la lectura, y, sobre todo, un replanteamiento de intenciones educativas y de objetivos didácticos al respecto..
CONCLUSIONES
1) Internet no ha entrado todavía en las aulas y poco en los centros escolares. El profesorado no ha incorporado, de manera normalizada, este nuevo medio en sus actuaciones docentes. Es cierto que gran parte del profesorado utiliza hoy en día ordenadores, con mayor o menor grado de soltura, pero los emplea no para la docencia directa. Ni las instalaciones todavía deficientes en muchos centros docentes, ni lo que hoy ofrece Internet, favorece una utilización de este recurso de forma habitual y normalizada por parte del profesorado con sus alumnos. Pero lo más determinante es ladificultad objetiva que conlleva integrar este tipo de actividad en la tradición o cultura pedagógica de nuestro profesorado.
2) Por otra parte lo que predomina en la actuación del profesorado en clase en el momento de introducir Internet es una actitud bastante pasiva y algo acomplejada ante lo que se supone que la red de redes puede ofrecer y lo que se supone que saben hacer los estudiantes. El hábito, mayoritario en el profesorado, de emplear como apoyo, casi único, el libro de texto hace que Internet tienda a concebirse como “otro libro de texto” y se supone que los alumnos, que manifiestan mayor destreza en el uso de este medio, harán lo mismo que cuando consultan el libro de texto. Pero esto no puede ser así por la propia estructura de la Red, y porque no existe, todavía, un espacio en Internet especializado en educación.
3) Todo ello explica las dudas razonables manifestadas por el profesorado sobre los aprendizajes que es posible conseguir, la dificultad que supone este medio tan inmaduro en sus contenidos en la tradición docente actual y que comportaría, si se quiere introducir y normalizar Internet en la acción educativa, un cambio muy importante de cultura didáctica del colectivo docente que pasa por la implicación del profesorado en la creación y experimentación del nuevo lenguaje cibernético.

José Ángel Sánchez Redondo